Historia:
El padre Juan Rivero (1681-1736) fue un sacerdote jesuita nacido en Miraflores de la Sierra, con una destacada actuación en el Virreinato de Nueva Granada (entidad territorial española de ultramar vigente durante los s.XVIII y XIX). En su juventud estudio medicina en Alcalá de Henares, pero solicitó ser admitido en la Compañía de Jesús en 1703, para marchar como misionero a Sudamérica en 1720, donde permaneció durante 16 años hasta su muerte.
A él corresponde la principal historia de las misiones jesuitas en la cuenca del Orinoco, escrita en 1729, un valioso registro de cualquier detalle que captara su atención de las comunidades indígenas con las que vivió, incluyendo estudios sobre lingüística indígena.
El parque del Padre Rivero (o Ribero, pues en vida del misionero la ortografía española no distinguía muy claramente ambas letras), se localiza al sureste de Miraflores, justo al lado de la Plaza de Toros. Hasta mediados del s.XX se hallaba claramente a las afueras del pueblo, pero tras sucesivas oleadas urbanísticas hoy está situada en una de las zonas con mayor actividad social de Miraflores.
Aunque con toda seguridad sus inmediaciones siempre tuvieron una eventual componente recreativa (al menos durante la romería de San Blas, el 3 de Febrero), su acondicionamiento como parque urbano propiamente dicho, incluyendo árboles estrictamente ornamentales y parterres de césped, se concretó durante los pasados años 90.
Inventario del arbolado:
Con sólo 20 árboles repartidos entre 11 especies diferentes, el parque del Padre Rivero es uno de los menos arbolados del municipio. Pero esta escasez en número de ejemplares queda sobradamente compensada por la magnificencia de sólo uno de ellos: el enorme olmo de doble tronco que crece en su centro. Examinando las fotos aéreas de la zona disponibles, se deduce que debió de plantarse alrededor de mediados del s.XX (no se le aprecia en absoluto en 1946, pero sí se le intuye en 1956). Por tanto, debe de rondar los 70 años de edad, y se puede decir que le han cundido mucho, a juzgar por sus enormes dimensiones: unos 15 m de altura y 85 cm de diámetro para cada uno de sus dos fustes.
Para interaccionar con el mapa desplázalo, haz zoom (separando dos dedos) y pulsa los elementos para abrir sus desplegables y descargar las fichas identificativas de cada una de las especies.
El añorado «Álamo» centenario del centro del pueblo que muriera en los años 80, se trataba en realidad de un olmo. Por ello, el que crece en este parque es considerado por muchos lugareños como su digno sucesor. No obstante, es interesante recalcar que no pertenece a la misma especie, pues mientras que aquél era un olmo autóctono (Ulmus minor), este es un olmo híbrido (probablemente alguna forma del denominado olmo de Holanda, Ulmus x hollandica). Pero, en cualquier caso, su evidente resistencia a la grafiosis (enfermedad fúngica que fulmina a los ejemplares de este género), justifica las esperanzas de que incremente su ya espectacular desarrollo.
Del resto de árboles, cabe destacar las sucesivas alusiones estacionales de la colorida primavera que componen los ciruelos de Pissard y el árbol de la seda, la resistencia a la sequedad estival del olivo, la púrpura otoñada del arce, o la bonita fructificación invernal del acebo.